Erótismo bandido
de largos colmillos
que centras
en mi soledad.
Ausencia divina
de rastros perdidos
que incendian
mi libertad.
Construiré una prisión de barrotes oxidados y ponzoños,
barrotes bañados en veneno de amor,
y tu vista perdida,
ante tal opresión.
Escaparás solitaria de esa cárcel oxidada recordando
el placer del veneno que corrÃa por tu sangre,
pero yo te abrÃ,
ya te puedes ir.
—
Para que encerrar lo que ya no se deseá mas. Buenas noches
Hay gente que se acostumbra tanto a la cárcel que cuando le abren no quiere irse. Muy buen poema.