Cuatro veces escuché al viento susurrar tu nombre en mi oido, cuatro veces fueron las oportunidades de capturar tu suspiro con mis labios, lamentablemente en ninguna de esas cuatro oportunidades realicé lo adecuado para que vinieras a mi lado. Aunque ya lo menciona el refrán (o el dicho) “no hay quinto malo”. Pero sé que en la quinta oportunidad tampoco va a suceder nada porque no soy quien para batallar en tu campo lleno de caracoles.