Now I can’t connect with what I feel
don’t really know if I ever will
have I lost my edge? have I lost my edge?
our hair was messy and our clothes were trendy
we were always late but it felt so early
we shared our dreams in a special frenzy
and our parents thought we were all just lazy
that’s right
now I can’t connect with what I feel
don’t really know if I ever will
have I lost my edge? have I lost my touch?
our hair was messy and our clothes were trendy
we would never say yes but always maybe
we based our songs on our modern friendship
and our parents thought we were all just crazy
now I can’t connect with what i feel
don’t really know if i ever will
have I lost edge?lost my touch?
does it really matter that much?
and I can’t dig in, feel my songs
at least not the way that I did before
have I lost my edge? lost my style?
will it be gone after a while?
now iI can’t connect with what I feel
don’t really know if i ever will
have i lost my edge? i lost my touch?
does it really matter that much?
have i lost my edge? lost my style?
will it be gonne after a while?
have i lost my head? am i a fool?
maybe i’ve never even been taht cool!!
La carta
Ernesto se levanto como cada quince dÃas de manera apresurada para ir a buscar la correspondencia, como cada quince dÃas esperaba con ancias recibir cierto correo, él cual le hacÃa olvidar su forma morfológica, no es que sea un animal, ni un bicho, simplemente esas hojas de papel en un sobre con remitente de Jeremias, lo hacia volar por los aires, escurrirse lentamente como un gotero por cada letra que leÃa en la carta y por supuesto lo mandaba a otro mundo, metafóricamente hablando claro esta.
Con gran presura abrio el cerrojo de su buzón, para simplemente encontrar propaganda, periodicos, cuentas, en ningun lado de todo ese basura reciclada se encontraba la preciada carta. Toda la correspondencia cayo al suelo, Ernesto se agacho y como si fueran piezas de un rompecabezas empezo a esparcir los papeles por todas partes, separandolos minuciosamente. A lo mejor se encuentra revuelta, penso, pero por más que las separara, simplemente la carta no la encontraba. Recogio los papeles con desgano y los depósito en la papelera.
Después del desconsuelo alcanzado, prosiguio a bañarse para asistir a su trabajo. En el momento que se encontraba en la ducha, escucho el sonido de la puerta, era su novia Sofia, que se acababa de levantar, rasguñando la puerta y pidiendo permiso para entrar. Apresurate que se me hace tarde, Esperame ya falta poco, si quieres puedes pasar no tiene seguro la puerta, No hoy no tengo ganas en la mañana, ya se lo que te esta pasando por la mente, en la noche te recompenso, vamos.
Ernesto trabaja de dependiente en un centro comercial. Este mes empezaba con el departamento de zapatos para mujeres. El peor departamento que puede existir, según palabras de Ernesto, es imposible el tiempo que se tardan las mujeres para escoger sus zapatos, si al final de cuenta solo son simples zapatos. Ernesto, sin saberlo o mejor dicho no querÃa reconocerlo, se contradecÃa porque siempre le ha gustado el exquisito gusto que tiene SofÃa para el calzado. También aunque Ernesto siempre lo negara era el mejor mes que podÃa tener ya que por la cantidad de zapatos que compran las clientas tenia una muy buena comisión.
Sofia era estudiante de leyes, su último año, es una estudiante aplicada, no sobresaliente, simplemente aplicada, pero que tenÃa casà las puertas abiertas para ejercer su profesión comenzando en una buena posición ya que su padre formaba parte en una firma, en la cual le podrÃa conseguir un trabajo preferencial. Ernesto era para Sofia simplemente un buen novio pasajero, que al termino de sus estudios terminarÃa su relación, claro tratando de terminar como amigos.
Sofia y Ernesto se conocieron, como ya debe de estar imaginando, en el departamento de zapatos no fue para nada un amor a primera vista, ni a la segunda bueno eso le dijo Ernesto a Sofia alguna vez. Simplemente fue un momento en que los dos querÃan salir, uno por que no le llego el correo y la otra porque querÃa estar con alguién mientras terminaba sus estudios, por supuesto que esto ellos no lo saben.
Como de costumbre se despidieron con un beso, no tan pasional como los primeros meses pero todavÃa les hacia sentir ese efecto de mariposas que algún dÃa juraron y perjuraron que sintieron los dos y a la fecha. Después del beso Ernesto sintió un vacio, asi es la carta que no llego, y en un arranque para olvidarla, jalo del brazo de una manera muy brusca a Sofia, ella simplemente se dejo llevar por ese impulso de autoridad, sintiendose deseada, querida, protegida, a los brazos de su actual novio.
Al igual que todos los dÃas Ernesto tomo el autobus que lo lleva al trabajo. El trayecto en el autobus no es necesario que sea contado ya que siempre es monótono y aburrido aunque hay campañas publicitarias que tratan de decir lo contrario y dicen que siempre hay una historia en un medio de transporte, bueno la verdad es que siempre hay una, como en este viaje que tuvo Ernesto esta mañana, el conductor del autobus se tuvo que separar dos veces de su asiento, una para decirle a unos jovenes que no tacharan unos anuncios publicitarios que tenÃa el vehiculo y otra para reprender a una persona mayor que no habÃa pagado, podrÃamos profundizar más en el tema pero no es relevante para Ernesto que sólo tenÃa una idea en la cabeza, por qué no llego la carta.
Ernesto se bajo en la parada de siempre y sabiendolo pero sin acordarse volteo a la esquina y vio el edificio de correos. TenÃa 15 minutos para llegar a tiempo al trabajo, se dio un tiempo y decidio ir al edificio de correos para preguntar por su preciada carta. Entro al edificio y se dio acordo, hasta ese momento que ese edificio habia dejado de funcionar desde hace un mes, las oficinas de correos las habian movido de dirección. Volteo a ver su reloj le quedaban 5 minutos para llegar de su bolsillo izquierdo saco su móbil y marco a su jefe diciéndole que no iba a ir a trabajar que se encontraba enfermo, el jefe le dijo que no habÃa problemas que al dÃa siguiente que llegara, llevara consigo una prescripción médica para no descontarle el dÃa.
PensarÃamos que el dÃa libre que tomo Ernesto era para descansar, para quitarse de la mente la mentada carta de JeremÃas y distraerse en lo que mas le gustara. Pero él sabÃa que no lo habÃa tomado para eso, es más sabe que la mejor manera para no acordarse era ir a trabajar a escuchar a las señoras platicar entre ellas, si podemos quitar platicar y poner chismear, escuchar las medidas del calzado, colores, que si es un regalo, que si lo podrá cambiar si no le queda el zapato a la niña y todas esas cosas predispuestas en un departamento de zapateria que te hacen olvidar de una pinchurrienta, válgame la expresión, carta. HabÃa tomado el dÃa para maldecir al cartero de manera gratuita, para dibujar esquemas mentales y escribir historias sobre la travesÃa que esa carta pudo haber tenido para no llegar a sus manos el dia de hoy.
Las historias que pasaron por la mente de Ernesto mientras caminaba por la ciudad, porque como alguien lo dijo alguna vez para pensar en historias lo mejor es caminar, tenÃan choques, perros, robos, armas incluso extrarrestres, cuando le llego la historia de los extraterrestres se dibujo una sonrisa en la cara de Ernesto, pero la historia que más le gusto es que el cartero, cabrón, en realidad no le habia dejado la carta por que salvo a una señora adulta, bueno viejita, que estaba cruzando la calle y un carro la iba a atropellar y el cartero, cabrón, como buen trabajador del servicio público se habia lanzado a empujar a la viejita y morir atropellado, si ese era el final que Ernesto esperaba del cartero cabrón, una muerte heroÃca para un cabrón, pero ahà no se acaba la historÃa al dÃa siguiente Ernesto se levantarÃa y tendrÃa su carta en la mano entregada por otro cartero, ese era su final feliz.
Después de mucho caminar o poco dependiendo de la condición de cada uno, Ernesto se sento en una plaza en la cual habÃa muchos niños, palomas, dulces, payasos, si payasos pero no de los que van maquillados, ni con zapatos grandes ni con narices rojas de plástico, no estos eran payasos de verdad o bueno mÃnimo asi los dibujaba Ernesto en su cuaderno, cabe decir que Ernesto no era un gran dibujante, es más no sabia dibujar, pero el creÃa que si. TenÃa la costumbre de matizar sus dibujos de bolitas y palitos con descripciones tampoco muy profundas pero descripciones al fin de cuentas para saber quienes eran payasos para él.
Las horas pasaban y como es natural el sol se va a dormir y la luna intenta iluminarnos con su reflejo, no era Octubre asà que no podemos describirla de la manera en que se describirÃa en una buena noche otoñal de Octubre. Para estas horas Ernesto ya no estaba en la plaza se encontraba en la puerta de una capilla persignandose, termino de persignarse y se fue a su piso.
Al llegar al piso, no con la misma ilusión, porque el sabÃa que recibiria la carta de las manos del cartero no cabrón, del cual escucharÃa la mala noticia de que el cartero cabrón habÃa muerto heroÃcamente, asà que abrió el buzón y no encontro nada, en la mente de Ernesto también paso la idea de no esperar nada y si hubiera estado ahà se emocionarÃa como la niña que todos llevamos dentro, claro porque los espermas de los hombre no todo son niños también hay niñas.
Ernesto tomo el ascensor ya que esa caminata, el pensar en historias, lo habÃa dejado exhausto. Entro al piso y el olor de la cena, si los ramen instantáneos se le pueden llamar cena, le indico que SofÃa acababa de llegar, Sofia ya llegue, grito Ernesto, el cual no tuvo ninguna respuesta. Ernesto prosiguio su camino hacia el comedor para ver la carta que tanto habÃa esperado en el comedor, Sofia cuándo llego esta carta, pregunto Ernesto, sus palabras no tenÃan respuesta alguna, se apresuro a ir a buscar al cuarto y al baño y Sofia no estaba. Ernesto tomo la carta sin entusiasmo alguno, es más no podÃa levantar el sobre era como si pesará una tonelada, lo intento con una mano, con las dos, trato de arrastrarla por la mesa para que cayera y atraparla en el aire pero la carta era inamovible. Se escucho el abrir de la puerta era Sofia que habÃa ido a comprar el pan, en ese momento Ernesto apreto los dientes levanto la carta y la puso en su bolsillo. Estoy preparando la cena y traje el pan, por cierto te llego una carta de Jeremias, quién es. Un amigo, voy a poner los vasos y ahorita que este la cena me avisas. Claro.
Ernesto fue al cuarto, saco la carta del sobre, de un cajón saco otro sobre, metio la carta al sobre, se quedo pensativo, como viendo al mar, como una gota en un gotero esperando el momento justo para desprenderse para reaccionar. Saco la carta del sobre, puso el sobre sobre la mesa y escribio sobre la misma:
Remite: Jeremias
15 Abril 2009
Destinatario: Ernesto Solanox
Direccion: Ave. Independencia #444 – 5-3ro
Abrio la carta leyo el encabezado “Para Ernesto: Fecha 30 Marzo 1989”
SofÃa entro a la habitación y dijo, Asà se llamaba tu padre Jeremias verdad?
Relato sobre una Canción de amor
Escribiendo canciones de amor con mis uñas en un papel de fax, haciendo caritas, florecitas aqui y por alla, sonriendo claro esta, un corazón que no estará relleno pero te lo puedes imaginar rojo porque encendido estare cuando te cante esta canción, también dibujo unas que otras nubes, claro nunca taparán al sol porque, te dije que habia dibujado un sol, no?, tu sabes aqui espledoroso y brilloso como el astro rey debe de ser, bueno, hay un sol que no es tapado por las nubes porque o si no nuestras flores se marchitarian y no queremos que se marchiten, por eso y todo lo demás escribo esta canción de amor.
He regresado de cantarte la canción te acuerdas de la letra, viste cada minisculo espacio del papel, te enteraste de todos los mensajes que te puse, en realidad valio la pena todo ese esfuerzo, por qué, por qué me pregunto tantas cosas cuando en realidad lo único que querÃa era un beso y lo consegui, no como yo hubiera querido pero lo consegui, si era lo menos que podÃas hacer ya que el cuchillo te dio miedo también, pero bueno todo con calma porque mañana volveré a cantarte otra canción. Esperaremos que esta te agrade más, te desatare las manos para que esta vez puedas aplaudir.
Dientes
Cuál es la solución, cuál es tu complicidad en este engaño, si siempre has estado navegando con un cuchillo a un lado, cuántos animales has desterrado, a cuántos has acogido, a quienes les has contestado con la verdad, con tu verdad, con su verdad o con un aliento mudo que deja a la gente feliz para abrazarse y soñar.
En el tiempo que llevas acaso te has servido una copa cuando el frÃo recorre tu espalda, es decir, cuando la pistola no la apuntas si no que tienes el cañon en la frente y no logras ver el rostro de la persona, sólo esos dientes que te destellan y te dan envida, pero yo se que te levantaste e intentaste abrazar a la persona de enfrente, no tuviste miedo, fuiste directo, sin retroceso, sin engaño, sólo con una verdad que era la de saciar tu voracidad, tu hambre, tus dientes maltrechos por no lavartelos, querÃas arrancarle sus dientes, usarlos como protésis y malgastarlos como los tuyos que añoran el caerse, el romperse, el picarse el no ayudarte más.
Te acuerdas, que cuando intentaste alcanzar a la persona te caÃste, no de rodillas como te deberÃas de haber caÃdo, te caiste de muerto de hambre como una regla, tus huesos se negaron a caminar tus rodillas a doblarse y tus dientes, si fueron tus dientes lo que ayudados con la gravedad misma te tiraron al suelo y la boca ayudo a tus dientes para que masticaran tierra, porque es lo que les dabas de comer sin saberlo ahora lo sabias tus ojos veian tierra y lagrimeaban, tu boca segregaba más y más sáliva para que la tierra se fuere conviritendo en arenas movedizas entre todo tu cuerpo, llorabas tierra, estornudabas tierra, al final tus dientes se fueron felices se soltaron llego la hada y se los llevo o el ratón no importa, tus ojos ya te habÃan abandonado tus oidos tapados por la tierra, barro, cerilla dejo de retumbar el tambor y sólo estabas tu sin dientes, sin ojos y con unos oidos descansando.
Los dientes con todas sus fuerzas te ayudaron y te movieron para que miraras sin ojos al sol, para que lo vieras con el cuerpo ese calor que sólo el astro rey puede brindar y te evaporará y asi podrás descansar.
Nuestro amor es ese gato negro muerto en el baldÃo
Desecho al fin esta el nudo moretón de ese amor atado.
Camarón que se duerme, amanece en el mercado.
Entre el ruco luto de una viuda debiera celebrar;
Pero es mejor asÃ.
Es él frió. Caminando.
Si, ya se que se perdió el sentido del amor.
Bailando tanto tango.
Yo me rÃo de la plata.
Hasta grito y rÃo, ¡bravo!…
¿Pero como quieres que me muera de risa, oye mano?
Cuando el odio carcajeando se me sale al paso.
Se desgracio la gracia aquella.
que una vez botó del barrio bajo
¡Nos salió re cara esa camisa de once varos!
Pero ahà estábamos dice y dice y dice:
“Va de nuez†y puras habas y garbanzos.
Con el corazón a media luz agonizando
Chatarra vil es lo que queda
Y ese loco sol en el ocaso.
En la mar del desagüe agüitado canta el caño
“Ay amor, ya no me quieras tantoâ€.
Con el pomo al lomo, bacardiaco, camino trago a trago,
El frio, medio persa, viene de mi brazo.
Nuestro amor es ese gato negro muerto en el baldÃo,
Junto al diablo.
Gilicasteando
Pues aqui reviviendo el iWrote para promocionar una nueva idea que se andaba agitando por las mentes que formamos el grupo de lo que ahora es Gilicasteando.
Platicas absurdas, profundas, irreverentes, inermes y bueno todo lo que deseen.
Esperemos que chequen y les guste…….
Ahogado
Culpado de tus miedos y de tu devoción
empezaste a emprender la huida de mi
después de dejarme ahogado en un vaso semi lleno
volteaste mi ahogo de sufrimiento.
Ese vaso lo permanecà impugnado hasta que la sangre broto por cada poro que fue atravesado por el vidrio violento…que se curo con el alcohol que contenÃa y se incendio cual fogata al aire por tu aire repulsivo y esa chispa de impotencia que nacÃa de mis dedos para poder abrazarte….retorciéndome en las cenizas de mis dedos calcinados y con todo el esqueleto a la vista te abrace para que ardieras conmigo y nuestros viaje sea permanente y que me niegues toda la eternidad encerrados en un cuarto separado de lo que tu llamas felicidad.
Princesa amarilla
La princesa prostituta es perseguida por perros despellejados que portan aguijones venenosos como colmillos que queman el aire al rozarlo. Princesa descalza de uñas amarillas, siempre fuiste presa mental añorando la mortalidad animal, ¿por qué huyes? Descendiste entre nubes rosas bordadas de corazones que cantaban sobre tu belleza, que salpicabas en casa paso lento y con gracia.
Juras que te caÃste, mas no aceptas que tus alas se pudrieron de tu cáncer onÃrico mortal. Deja tu carrera inútil que nunca será intemporal ya que nadie se acordara de lo sucedido en el lecho en donde serás el festÃn.
Arañas hermafroditas tejen con ese preciso vaivén tu vano escape. Forman la ruta por la cual regresarás basculeada con esa sonrisa mentirosa de desprecio que esconde la felicidad traicionera de lapsos.
Te han escrito tu guión pero lo editaste y dirigiste tu pelÃcula invitando apariciones especiales robados de otras ventanas.
Sin cuerpo propio vuelves por la vereda adornada de paredes de moscas que escupen al verte por ese cuerpo desfigurado que llega a ser más feo que el de ellas mismas.
Tu orgullo perdido se incendia y tus alas que fueron corroÃdas por tu no ser, se prenden curando la invidencia ya que tienes que ser vista, idolatrada y deseada.
Las moscas ahora te imploran que las salves del banquete, se empujan y se devoran entre ellas para ser escuchadas, tu mano blanca y tersa salvan a un puño que gozan de su libertad hasta que en un movimiento sutil acaban en tu boca, ese crujir armonioso de tu boca al masticar hacen voltear a las otras para que las devores.
Abres tus alas y emprendes el recorrido a tu deshabitación para estar y volver a no estar.
Andres Calamaro – Mil Horas
Hace frio y estoy lejos de casa
Hace tiempo que estoy sentado sobre esta piedra
Yo me pregunto
Para que sirven las guerras
Tengo un cohete en el pantalón
Vos estas tan fria como la nieve a mi alrededor
Vos estas tan blanca, que yo no se que hacer
La otra noche te esperé
bajo la lluvia dos horas,
Mil horas, como un perro.
Y cuando llegaste me miraste
y me dijiste,
loco estas mojado, ya no te quiero
En el circo, vos ya sos una estrella,
Una estrella roja que todo se lo imaginan.
Si te preguntan, vos no me conocias
No, no
Tengo un cohete en el pantalón,
Vos estas tan fria, como la nieve a mi alrededor
Vos estas tan blanca,
Que yo no se que hacer
(ahh)
Te esperé bajo la lluvia
No, no, no, no
(a, ha ha)
La otra noche te esperé
bajo la lluvia dos horas,
Mil horas, como un perro.
Y cuando llegaste me miraste
y me dijiste,
loco
Estas mojado, ya no te quiero
La otra noche te esperé
bajo la lluvia dos horas,
Mil horas, como un perro
Y cuando llegaste me miraste
y me dijiste ,
loco,
Estas mojado, ya no te quiero
Puta Desagradecida
Bunbury & Vegas – Puta Desagradecida- El Tiempo de las Cerezas
No conozco a nadie que mienta como tú,
con tanta disciplina, precisión y sinceridad.
Te ganaste tu lugar con ingeniosa ingenuidad, aún no entiendo como eres capaz de sentirte peligrosa siendo tan vulgar.
Malas noticias, hay que cargarse al mensajero, la manzana está podrida
y creÃste a la serpiente mala suerte.
No hiciste caso, es lo que querÃas.
Junto a la fuente el cántaro quebrado,
el veredicto está claro: soporta tu cruz.
Si no puedes recordar que no debes olvidar
una mano amiga tendida todo el tiempo.
No has parado a pensar.
Estabas advertida puta desagradecida,
la obsesión te precipita y la caÃda siempre es lo peor.
Malas noticias, hay que cargarse al mensajero, la manzana está podrida
y creÃste a la serpiente mala suerte.
No hiciste caso, es lo que querÃas.
Junto a la fuente el cántaro quebrado,
el veredicto está claro: soporta tu cruz.
Malas noticias, hay que cargarse al mensajero, la manzana está podrida
y creÃste a la serpiente mala suerte.
No hiciste caso, es lo que querÃas.
Junto a la fuente el cántaro quebrado,
el veredicto está claro.